Era el día de reyes cuando una borrasca, de nombre Filomena, teñía de blanco gran parte de zona noroccidental de la Península Ibérica con nevadas que, en algunas localizaciones urbanas, llegaron a alcanzar hasta los 40 centímetros de espesor. Nevadas nunca antes vistas en más de cuarenta años en España, y que registraron temperaturas de hasta menos 25ºC en algunos lugares, afectando de una manera u otra a más 4.400 municipios españoles de toda índole, desde Madrid a Toledo, pasando por Soria, Zaragoza, Barcelona o Teruel, Filomena nos dejaba un níveo paisaje dónde, grandes y pequeños disfrutaron, en muchos casos, por primera vez de la nieve. Aunque, para un país no muy acostumbrado a estas inclemencias meteorológicas también dejó numerosos percances e incidencias que no fueron sencillas de solucionar y que en muchos casos dejó sin luz ni agua, e incluso completamente aislados a numerosos vecinos que no disfrutaron tanto de borrasca Filomena.
En nuestra comunidad autónoma, Extremadura, también dejó bonitas estampas a lo largo y ancho de su geografía donde la nieve tiñó de blanco, calles, plazas, bancos, parque y rotondas.
Bajo este manto de nieve, en muchos casos, se ocultaban muchas de nuestra obra de arte de mobiliario urbano artesanal, que, a lo largo del pasado año, fuimos instalando a través de diversas localidades extremeñas y que visten de color, elegancia y originalidad diversas zonas de estos pueblos o ciudades. Una preciosa contraposición era el ver nuestras coloridas y originales obras bajo un blanco manto de nieve que le daban todavía más una preciosa visión mística. Porque si por algo destaca nuestro mobiliario urbano artesano es por el color, cuyas combinaciones, sacadas de la inspiración de nuestros maestros artesanos, además de hacerlas únicas e inigualables, le dan a las ciudades unos reflejos difíciles de ver con otro tipo de mobiliario urbano y que estos días, Filomena ha cubierto de blanco.